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Día de la prevención del suicidio: hablar salva vidas

Imagina que estás atrapado en un túnel oscuro, tan oscuro que no ves ni el principio ni el final. Cada paso es incierto, el aire pesa y tu voz te dice que no hay salida, que es mejor dejar de seguir e intentar. En ese momento de profunda desesperación, la idea de "detenerse" o "desaparecer" no es un deseo de morir, sino un anhelo abrumador de detener el dolor. Nadie quiere quitarse la vida, nuestro cerebro incluso está hecho para protegernos de amanezas y sobrevivir, no morir.

Hoy, 10 de septiembre, el mundo se une para conmemorar el Día internacional de la prevención del suicidio. Es un día para recordar que cada vida importa y que, aunque el tema pueda ser difícil y doloroso, hablar sobre él es el primer y más importante paso para prevenirlo.

El suicidio es una de las principales causas de muerte en el mundo, pero es prevenible. La clave está en romper el silencio, eliminar el estigma y aprender a reconocer las señales de alerta. Si estás leyendo esto y te has sentido o te sientes en un lugar oscuro, o si te preocupa alguien a quien amas, quiero que sepas algo fundamental: no estás solo, y hay esperanza y ayuda disponible.

Mitos y realidades sobre el suicidio

Para poder ayudar, primero debemos entender y conocer. Rompamos algunos mitos comunes:

  • Mito: "Si alguien habla de suicidio, solo quiere llamar la atención."

  • Realidad: Hablar sobre el suicidio es una señal de que la persona está sufriendo y pidiendo ayuda a gritos. Ignorar estas señales es un grave error.

  • Mito: "Preguntar a alguien si piensa en el suicidio le da la idea."

  • Realidad: Lo opuesto es lo cierto. Preguntar con compasión y sin juicio le da a la persona un espacio seguro para hablar de su dolor, lo que puede ser un gran alivio.

  • Mito: "Una persona que intenta suicidarse y falla, no lo volverá a intentar."

  • Realidad: Un intento de suicidio previo es uno de los mayores factores de riesgo. Estas personas necesitan apoyo y seguimiento profesional urgente.

Señales de alerta que no debemos ignorar

Las señales pueden variar en cada persona, pero a menudo incluyen cambios en el comportamiento y el estado de ánimo. Presta atención si notas que alguien:

  • Habla sobre la muerte o el suicidio: Frases como "Me gustaría no haber nacido", "Quisiera desaparecer" o "Todo estaría mejor sin mí".

  • Se aísla: Se retira de amigos, familia o actividades que antes disfrutaba.

  • Muestra cambios de humor extremos: Pasa de la depresión profunda a una calma repentina y sospechosa.

  • Aumenta el uso de alcohol o drogas.

  • Se despide de los demás: Escribe notas, regala posesiones o hace arreglos para su testamento.

  • Se comporta de manera imprudente: Participa en actividades peligrosas sin preocuparse por las consecuencias.

¿Cómo puedes ayudar? (La guía del "primer respondedor")

No necesitas ser un experto para hacer una diferencia. Tu empatía y tu presencia pueden ser un salvavidas.

  • Pregunta directamente: Usa frases como: "¿Has pensado en lastimarte?", "¿Estás considerando el suicidio?". Hacer la pregunta de manera directa es la forma más clara de ofrecer ayuda.

  • Escucha con empatía: No interrumpas, no juzgues ni minimices su dolor. Permítele a la persona hablar y sentirse escuchada. En lugar de decir "no pienses así", "no es para tanto", puedes decir: "Puedo imaginar tu dolor, se debe sentir tal como dices", "gracias por contarmelo, debe ser sumamente difícil", "aquí estoy".

  • Toma la amenaza en serio: No la desestimes. Si la persona te confiesa que tiene un plan, el riesgo es aún mayor.

  • No la dejes sola: Quédate con ella o asegúrate de que esté en un lugar seguro con alguien más. Pueden llamar juntos a un contacto de confianza de la persona en riesgo.

  • Busca ayuda profesional de inmediato: Acompaña a la persona a un servicio de emergencia o llama a una línea de ayuda para obtener orientación.


Un meta-análisis publicado en el Journal of Consulting and Clinical Psychology demostró una reducción significativa en las tasas de reincidencia de intentos de suicidio en pacientes que participaron en terapias específicas. La evidencia es contundente: el tratamiento psicológico no es solo una opción, es una intervención probada que salva vidas. Esto significa que el deseo de poner fin al dolor puede ser gestionado y transformado. La esperanza no es un sentimiento abstracto, sino un resultado medible del trabajo terapéutico. La ayuda profesional es, en esencia, la linterna que te ayuda a construir un nuevo camino, incluso cuando el túnel parece interminable.

Recursos de ayuda inmediata

Si tú o alguien que conoces necesita ayuda, no esperes. Un llamado puede cambiar el destino.

  • Línea de la Vida (México): 800 911 2000

  • Emergencias (México): 911

  • Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio: Encuentra recursos en tu país en su página web.

Recuerda: La prevención del suicidio no es tarea de un solo día. Es una conversación que debemos mantener abierta todo el año. Tu voz importa, tu apoyo importa, y tu vida es invaluable.

Sobre la autora:

Psic. Paola Mercado

Psicóloga graduada de la Universidad de San Luis Potosí, cuenta con maestría en Psicoterapia breve por la Universidad Autónoma de Nuevo León.

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